martes, 3 de enero de 2012

El Muro


  Había un gran muro separando dos grandes grupos.
  De un lado del muro estaba el Bien, sus siervos leales y los ángeles. Del otro lado, estaban el mal, sus espíritus y todos los humanos que no creen en el Bien.
  Y, encima del muro, estaba un joven indeciso, que había sido criado en un hogar cristiano, pero ahora estaba en duda sobre si continuaría sirviendo al Bien o si debería aprovechar un poco mas de los placeres del mundo.
  El joven indeciso observó que el grupo del lado del Bien lo llamaba y le gritaba sin parar:
- Hey, baja del muro ahora. ¡Ven aquí!
  El grupo del mal no gritaba ni decía nada.
  Esta situación continuó por un tiempo, hasta que el joven indeciso resolvió preguntarle al mal:
- El grupo del lado del Bien se pasa todo el tiempo llamándome para que baje y me quede de su lado. ¿Por qué vos y tu grupo no me llaman y no me dicen nada para convencerme para que baje y me quede del lado de ustedes?
Grande fue la sorpresa cuando el mal respondió:
- ¡Es porque el muro es mío!

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